El cambio climático, con su impacto directo en el aumento de las temperaturas y la intensificación de las sequías, está reduciendo las zonas habitables del planeta.
Las altas temperaturas y la escasez de agua aumentan la mortalidad humana, especialmente en áreas afectadas por sequías que favorecen la propagación de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Además, la escasez de cultivos esenciales para alimentar a los 8.200 millones de personas de la Tierra será un desafío creciente.
Más problemas
Por otro lado, la pérdida de biodiversidad está afectando servicios clave como el suministro de alimentos, la depuración de aguas y el control de inundaciones.
Si bien en las últimas décadas se ha incrementado la conciencia sobre la situación de los ecosistemas, aún se carece de herramientas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y prevenir la desaparición de hábitats.
La falta de un monitoreo efectivo
Uno de los mayores desafíos para mitigar la pérdida de biodiversidad es la «ceguera de la biodiversidad», es decir, el desconocimiento de las especies que habitan el planeta y cómo varían con el tiempo y en distintos lugares. Sin datos confiables sobre el estado actual de los ecosistemas, resulta difícil proyectar los cambios que afectarán la biodiversidad en el futuro.
En Chile, por ejemplo, es fundamental conocer las áreas más vulnerables al cambio climático y crear sistemas de monitoreo adecuados para anticipar los efectos sobre las especies. Para ello, es necesario inspirar a las nuevas generaciones a estudiar disciplinas como la botánica, la entomología y la ornitología, y dotarlas de herramientas cuantitativas que les permitan analizar y predecir los patrones de biodiversidad en escenarios de cambio global.
La educación ambiental
Las soluciones a estos problemas no provienen sólo de textos académicos, sino de espacios interdisciplinarios que fomenten la creatividad y el intercambio de ideas. Es crucial que los programas de educación ambiental integren enfoques que permitan a los estudiantes enfrentar los retos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad con un pensamiento innovador. Esto requiere fomentar la creatividad desde las primeras etapas de la educación, algo que debe comenzar en el colegio y la universidad.
A pesar de los esfuerzos, el tiempo es un factor crucial. Los expertos advierten que los colapsos ecosistémicos podrían acelerarse en los próximos 10 a 20 años, lo que hace urgente implementar cambios en la educación ambiental para salvar los ecosistemas antes de que sea demasiado tarde.
(Fuente: Biobío)