Una historia de más de cuatro décadas tiene la Feria Minorista de La Calera. Se le recuerda en la ex avenida “Manuel Rodríguez”, en Josefina y en la ex avenida Victoria. Inicialmente, era un lugar donde llegaban las carretas con los productos del campo. Luego se integraron otros rubros y con el tiempo se convirtió en el mercado público más visitado de la ciudad.
Sin embargo, el notable desarrollo de la Feria Minorista -que abarcó luego otras calles en su último emplazamiento- sumado al aumento de la población, generó conflictos entre vecinos y locatarios. Había algunos incumplimientos de normas de la Ordenanza que regula la actividad de los feriantes, como dificultad para retirar desechos en horarios acordados y olores que surgían de algunas ventas, lo que incluso terminó en la Justicia.
Una resolución de la Corte Suprema, de hace algunos años, y surgida de una presentación judicial de los vecinos de Pedro de Valdivia, obliga a la Municipalidad de La Calera a resolver los problemas de convivencia entre vecinos y feriantes. La solución, que surgió ya hace un buen tiempo, fue trasladar la Feria Minorista a un lugar donde los locatarios pudieran desarrollar sus actividades sin afectar a vecinos ni tampoco ser ellos perjudicados en su actividad comercial.
La opción es un amplio terreno que abarca avenida Maratón con Iquique y calle Grecia. No hay consenso entre todos los feriantes sobre su traslado y algunos objetan la ubicación, por estar muy cerca del río y porque a los clientes les costaría llegar a ese lugar, entre otras varias cosas. El último rebalse del caudal -en el reciente temporal de junio- demostró que el anegamiento del sitio no sería tal y que el público depende de las ofertas, que son siempre un “plus” de la Feria Minorista.
La historia calerana también aporta el argumento de la creación de la Feria Mayorista de La Calera. Esta surgió, en gran parte, de ex locatarios de los feriantes minoristas. Salieron de las calles, ocuparon un espacio ribereño y desarrollaron una de las cinco empresas comerciales de ventas de productos agrícolas del país.
Más allá de las críticas, se ha avanzado en el proyecto, que considera una inversión de cerca de mil millones de pesos. Es una iniciativa pionera en la Región de Valparaíso y que apunta a modernizar el lugar de trabajo y dignificar la actividad económica de los feriantes. La mantención en las calles los obliga, tres veces a la semana, a levantar y bajar sus puestos en cada oportunidad, muchos de ellos, en horas de la madrugada.
Además, el proyecto busca brindar una imagen más renovada y segura a los visitantes y locatarios, con modernas instalaciones y en un espacio alejado de las calles, la inseguridad y el desorden que provocan los “coleros” o feriantes ilegales.
800 puestos y mil millones
La iniciativa de traslado se basa en un proyecto de la Secretaría de Planificación Comunal, Secplac. Contará con 800 puestos y los locatarios dispondrán del cierre perimetral de todo el espacio de la Feria, un área social, pavimentación completa de calles y puestos, estacionamiento de carga y descarga, además de un servicio de agua potable y alcantarillado, el cierre del sector de pescadería con loza lavable y servicios higiénicos.
El proyecto también considera la habilitación de áreas verdes; redes soterradas de suministro eléctrico, iluminación con sistema Led y habilitación de cámaras de seguridad, entre otras características.
Hace unas semanas, el Concejo Municipal aprobó la contratación de una empresa destinada a nivelar el terreno donde se emplazará la Feria Minorista de La Calera.
Ya está en licitación la construcción del cierre perimetral y las luminarias soterradas y paulatinamente se van a ir generando obras que van a llegar a casi los mil millones de pesos. Pretende ser un espacio moderno y seguro, pero que mantenga su rol de ser el lugar de la ciudad que, proporcionalmente, atrae más personas a La Calera y cumple, en la zona, un importante rol en el abastecimiento de alimentos, productos y enseres básicos.